La mejor manera de explicar las costumbres y el folclore candeledano es hacerlo a través de la figura de Pedro Vaquero Sánchez (Candeleda 24-05-1953/22-09-1997), pues  fue uno de sus principales valedores  y su primer y principal recopilador y protector.

fistas y folclore candeledaEl binomio Fiestas-Folklore es indivisible. Es imposible desvincular uno del otro y mucho menos contemplarlos y analizarlos separadamente. Las fiestas son la expresión más viva y auténtica de la forma de ser de los pueblos, de sus valores, de su forma de entender la vida, de su idiosincrasia, de su manera de ser y sentir, etc., y el folklore es la forma y el vehículo a través del cual vivir, manifestar  y  transmitir colectivamente dichos valores y sentimientos.
 
 
 

los guitarreros candeledaDecía Pedro Vaquero que los ingredientes más importantes que caracterizaban a las fiestas de Candeleda eran la romería de Chilla, las capeas y el folclore musical autóctono. Un folclore que encuentra todo su sentido en el
espacio público, en las calles, en las plazas… Por desgracia hubo un tiempo en el folclore así entendido no gozó de la protección de la autoridad municipal, y así lo manifiesta Pedro Vaquero cuando manifiesta su desacuerdo al respecto de la siguiente manera:«En lo que a la continuidad del folklore de Candeleda se refiere, además, una llamada a las autoridades municipales: QUE YA ES HORA DE QUE DEJE DE SER PERSEGUIDO POR LOS SERENOS, que son unos «mandaos»; que no se debe seguir confundiendo la bulla de un gamberro de madrugada  con unas rondeñas bien cantadas; que las noches de ronda no se deben reducir a las Fiestas, nunca fue así ; que las calles no sólo se han hecho para los coches y las motos, autorizados a meter ruido a todas horas, y éste sí que es molesto, mientras se prohíbe tocar la guitarra y el laúd acompañando, un suponer, la voz de una mujer, de esas que llaman serranas. Si no, que pregunten  al personal».
 
El folclore candeledano es fruto de dos formas de entenderlo y manifestarlo: «la de los del pueblo y la de los cabreros». En ambos casos se trata de un folclore espontáneo, aprendido y practicado, casi por todos, con la misma naturalidad con que se habla o se anda, sin que sea una especialidad de una minoría. Es un folclore hecho por todos y para todos.

El folclore de Candeleda es el resultado de la fusión de la voz y la cuerda, aunque también haya canciones que se cantan a capela, por ello hay que resaltar la importancia de los «guitarreros» en lo que al folclore autóctono se refiere. Al respecto, Pedro Vaquero decía lo siguiente: «Entre los tocaores de los tiempos más duros, sin pretender ser exhaustivos, hay que recordar a Tenaza y Marcos, la gran pareja de guitarreros de boda, y al tío Pitocho, que no solamente fue, sino que, con más de ochenta años, sigue siendo uno de los guitarreros que más sale de ronda con motivo de cualquier fiesta. Entre los que empiezan a resurgir en los últimos tiempos hay que citar a tres maestros del laúd que, con diferentes estilos personales, son suficientes para revitalizar este difícil instrumento: Valerio González, Chico Lancho y Florencio González. Hagamos votos porque continúen en activo y porque su ejemplo cunda entre otros tan buenos como ellos que también tienen mucho que tocar para aprendizaje de los que vengan detrás. Citemos, para terminar, la meritoria labor de Pillo y sus acompañantes revitalizando la figura de los guitarreros de bodas. A todos ellos, continuadores de la tradición de la música de cuerda en esta tierra, nuestro más sincero reconocimiento y gratitud. En Candeleda se canta con guitarras o sin ellas, en las fiestas y en las bodas, en las tareas domesticas y en las del campo, en grupos o individualmente. Si hay acompañamiento de guitarreros, es, desde luego, lo propio en jotas, rondeñas y malagueñas, y, en todos los casos un estimulo infalible. Un par de guitarreros tocando una rondeña en cualquier calle de Candeleda son un reclamo seguro para la aparición espontánea de unos cantaores con un arte tan depurado que hacen bueno el dicho de un gran tocaor verato, Enrique Fernández, de Viandar: está claro que Candeleda es la madre de la rondeña».
 
cabreros en el folclore candeledaLa importancia de los cabreros en la creación y conservación del folklore candeledano era también puesta de manifiesto por Pedro Vaquero: «Los cabreros han conservado como ningún otro grupo el tesoro de sus tradiciones populares. Entre ellas, los cantes y los bailes ocupan un lugar destacado, y los cabreros los han practicado sin desaliento en toda su pureza. Se caracterizan porque practican casi exclusivamente los cantes con acompañamiento de cuerda – jotas, rondeñas y malagueñas – y porque, sin ser muy técnicos en la instrumentación, tocan con un ritmo especial, rápido, rabioso, dando gran importancia a la percusión, a base fundamentalmente de triangulo y botella.  El resultado es la más genuina música para el baile que nunca, y una y otro, música y baile, son ingredientes que nunca faltan en una juerga de cabreros. Aunque entre los cabreros abundan los buenos tocaores y cantaores, podemos citar a modo ilustrativo y por ser uno de los más conocidos, a Eusebio Morcuende, un excelente guitarrero y un gran cantaor con un repertorio inagotable de las más bellas coplas que puedan escucharse en estas sierras. Eusebio toca la guitarra y canta sin motivo o con él. En casa de Eusebio, en plena Sierra de Gredos, se da una síntesis perfecta entre progreso y tradición: el bienestar no tiene por qué estar reñido con la conservación de la identidad cultural autóctona».
 
la rondeña de candeledaDe los cantes de Candeleda, las «jotas», las «tonás», las «toreras», los «cantos de invierno», los«romances», Pedro Vaquero destacaba muy especialmente «la rondeña». Respecto de esta última, decía que: «La rondeña de Candeleda es más autentica cuanto más sosegada. Es el estilo en el que el cantaor puede derrochar más facultades, es también en que se puede interpretar con más sentimiento y el que puede llegar a ser más bello. Esta rondeña tiene características propias dentro de las múltiples variantes y estilos, lo cual tal vez es debido a la inmensa cantidad de practicantes que tiene. Por cantidad, calidad y variantes Candeleda es sin lugar a dudas el pueblo de la rondeña por excelencia».
 
 
Además de un folclore en el que la voz se hace acompañar por guitarras, laudes y bandurrias, existe en Candeleda otro –el que Pedro Vaquero denomina «cantos de invierno»– que lo hace con zambombas, calderos de hierro utilizados en la antigua cocina tradicional y otros instrumentos de percusión como almireces y botellas. Es el folclore navideño que en lo fríos días del invierno recorre la calles de la localidad, pero que también se pasea por la geografía nacional dando a conocer esta variedad del rico folclore candeledano.

cantos de invierno candeleda Candeleda conserva aun parte de las tradiciones que acompañaban a las festividades locales. Ejemplo de ello son «la moraga», unida a la del «Día de todos los Santos (1 de noviembre) y la del «chorizo» a la de «San Blas» (3 de febrero).

La moraga se celebraba por la tarde, después de haber asistido a Misa en la Iglesia Parroquial por la mañana. Posteriormente, y  debido a que la Misa pasó a celebrarse en el cementerio por la tarde, la moraga se trasladó a los días anteriores y posteriores al 1 de noviembre. Consiste la misma en una merienda con productos variados, principalmente   chorizo y otros  derivados de la matanza, siendo obligada la presencia de las castañas, bien en crudo o asadas (calbotes). La merienda se lleva a cabo en el campo con los amigos o familiares.

La fiesta del chorizo va unida a la procesión de San Blas, que partiendo de la Iglesia Parroquial recorre el pueblo hacia la Ermita de San Blas. Una vez finalizada, se compran las roscas tradicionales y se reparten las cuerdas que anudadas a la garganta durante 9 días protegerán a los candeledanos de los males de garganta. Antes de abandonar el paraje de «La Cañada», en donde está ubicada la ermita, los asistentes meriendan con los chorizos y el pan que cada uno se han traído de casa. Dicha tradición posiblemente esté relacionada con una manifestación de agradecimiento al Santo por haberse curado correctamente los productos de la matanza –chorizos, salchichones, jamones, etc., esenciales para la alimentación de las familias a lo largo del año.

Otras tradiciones se han perdido, por ejemplo, la petición para las «animas del purgatorio» que llevaban a cabo miembros de la Cofradía de la Santa Vera Cruz el lunes de carnaval. Un cofrade recorría el pueblo pidiendo, acompañado de un cántaro, unas alforjas y una horca de madera, mientras gritaba: ¿Quién da para las ánimas benditas del Purgatorio?  Los vecinos salían de sus casas y le entregaban huevos, aceite, chorizos, etc., que él iba depositando en el cántaro, las alforjas o la horca, dependiendo de cada donativo. Una vez finalizado el recorrido los cofrades subastaban los productos donados en la puerta de la iglesia parroquial -excepto el aceite que se reservaba para alumbrar al Santísimo-, y la Cofradía se quedaba con el dinero obtenido de la subasta del resto para asumir los gastos de la misma y de la ya cercana Semana Santa.

Todavía continúa viva la tradición de pedir el huevo que tenían los quintos el miércoles de Ceniza, día en que también corrían los gallos en «La Cañada». A dicha tradición se han incorporado también recientemente las chicas, y juntos ellos y ellas cumplen con la costumbre de pedir a los vecinos al igual que hacían los mozos de reemplazo hace años.
 

TRAJES REGIONALES

 

Generalidades

trajes regionales candeledaLa forma de vestir es uno de los puntos importantes para conocer aspectos de la vida cotidiana de nuestros antepasados. Los diferentes trajes denotan las carencias y abundancias de los lugares y comarcas naturales; el ser humano ha buscado en su indumentaria formas de distinguirse socialmente. A partir de la Guerra de la Independencia contra Francia los trajes llamados tradicionales empiezan a configurarse tal como nos han llegado hasta nuestros días, aunque la configuración de los diferentes trajes no tiene una antigüedad superior al siglo XVIII, hay elementos arcaicos que revelan la trayectoria histórico-cultural de los diferentes pueblos y momentos que fueron entroncando desde el pasado prehistórico hasta nuestros días.

 

El traje femenino de Candeleda

traje femenino de candeledaEn Candeleda las cosas varían considerablemente respecto a otros pueblos. Desde su origen recibió a vecinos de las poblaciones colindantes que vinieron a esta villa, más grande, en busca de mejor fortu
na, y con ellos trajeron sus trajes, que con el paso del tiempo llegaron a integrarse y formar parte de la propia cultura de esta villa. Fue punto de reunión de gentes no sólo del propio Valle, sino también de pueblos de tras la sierra, de las aldeas nortoledanas y de las villas hermanas de la Vera de Plasencia.

Los candeledanos, algo más ricos y poderosos luciera. Falda negra de tela brocada llamada que en el resto de las poblaciones, guardan los trajes de más porte y valor.

Traje masculino – El traje Serrano

traje serrano de candeledaSobrio en colores pero de elegancia. La mayor parte de los trajes hechos a principios de siglo estaban hechos con lino, lana y paño. También de la tela llamada pelo de cabra por el parecido con la piel de ese animal (chaquetillas, calzones y chalecos se utilizaban habitualmente en Candeleda). A la cabeza, el sombrero rocaor o curro, de recio paño negro o pardo, de amplia ala circular y caja cónica, con dos borlas o cotufas que caen por el ala izquierda; suele rematarse con un cordón; se ata de delante a atrás, a la nuca, sujetando el pelo al nudo del pañuelo, que se echan a la cabeza anudado por detrás y que solía ser de un solo color. Hoy en día, muchos llevan el pañuelo al cuello, degeneración del que anteriormente llevaban en la cabeza. Y como toque la pluma de un pavo real en los serranos y de perdiz en los del valle o sencillas flores naturales de la temporada sujetas en la cinta del sombrero.

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