«La historia es el esfuerzo del espíritu para conseguir la libertad«. – George Wilhelm Fridrich
La génesis poblacional de Candeleda de la que tenemos constancia comienza hace 3.000 años a.C. prueba de ello son las pinturas rupestres de Peña Escrita, lugar situado en el entorno de lo que posteriormente, dos siglos antes de Cristo, seria elCastro Vettón de El Raso. Dichas pinturas se encuentran en un abrigo rocoso orientado al suroeste, al borde mismo del camino que lleva hasta El Jornillo. Las citadas pinturas constituyen el más puro arte esquemático del Neolítico de los primeros pobladores de estas tierras. Que el actual territorio candeledano estaba ya poblado en el Neolítico, en la Edad de Bronce y la Edad del Hierro, queda de manifiesto en los numerosos restos de materiales (pinturas, armas, cerámica) que se han encontrado en los alrededores de Candeleda.
Candeleda estuvo poblada por los Vettones durante la Segunda Edad del Hierro y así lo atestiguan los vestigios encontrados en las excavaciones del Castro Vettón de El Raso, que con una superficie de 20 hectáreas dio cobijo, en aproximadamente 300 casas, a alrededor de 2.500 vettones, pueblo de origen celta que penetró en la península alrededor de los siglos VIII-VII a.C.
El Castro Vettón de El Raso es de los yacimientos arqueológicos más completos de la protohistoria de la meseta castellana y data de los siglos V al I a.C. Raso proviene de la palabra latina «Rasus«, que significa «llanos o claros de bosque» y por esa razón el Castro de El Raso se aparece abierto, desprovisto de bosque y protegido de los vientos del norte al estar situado junto al Pico Almanzor lo que le proporciona a lo largo del año una agradable temperatura.
Hay que destacar la importancia del pimiento y su transformación en pimentón, ya que desde principios del s. XVII y hasta mediados el s. XX ha sido una de las actividades que más ha contribuido a la generación de riqueza en la zona, sobre todo a raíz de la crisis propiciada por la enfermedad del castaño en La Vera que también afecto a Candeleda y que propició el aumento de la superficie dedicada al cultivo del pimien
to, como prueba el hecho de que el número de «Sequeros de Pimiento»pasase de aproximadamente una treintena en el año 1749, según el Catastro de Ensenada, a más de mil un siglo después, tal y como consta en el Catastro de Madoz.